"La arquitectura debió tener un origen muy simple en el primitivo esfuerzo de protección del hombre frente a las inclemencias del tiempo, los animales salvajes y los enemigos humanos"
Sir Banister Fletcher. A History of Architecture
Las primeras construcciones que se conocen fueron las chozas primitivas, construidas para proteger al fuego, si efectivamente, para mantener vivo el fuego que calentaba a los hombres, eran de troncos como estructura principal y de ramas, y eran construcciones eventuales para el hombre nómada. Más tarde el hombre empezó a cultivar la tierra, no tenía necesidad de desplazarse en busca de alimento y empezó a construir las primeras cabañas de madera, piedra y paja, una construcción más sólida y permanente. Es en este momento cuando podemos dar el sentido familiar a la construcción. La idea de hogar, como casa y familia, se remonta a la representación del núcleo familiar a través de la arquitectura doméstica.
Si la escritura es la manera de materializar las ideas, la arquitectura es la forma de definir el espacio. El territorio acotado por las paredes de la casa es, como afirmó Le Corbusier, la extensión del cuerpo del individuo, su cuerpo fortalecido, su armazón. Es el confidente mudo y respetuoso de cuanto sucede en el interior, el misterio cuando se mira desde el exterior. Esas miradas son precisamente las que han provocado la transformación de las viviendas de cobijo a reclamo y la evolución de su piel a espacios más abiertos, convirtiéndolas en la cara visible del complejo interior de sus habitantes. La vivienda empieza en ese momento a añadir el valor de escaparate a su inicial función protectora.
¿Pero cuándo sucede lo anterior, en qué momento?. Si la Antigüedad se conoce por sus monumentos fúnebres, el Medievo fue el tiempo de las catedrales, el Renacimiento descubrió los palacios y la Ilustración reconsideró la ciudad, se podría decir que, entre las estaciones de ferrocarril de primeros del XIX y los aeropuertos actuales, el siglo XX ha sido el tiempo de la vivienda. El siglo de las grandes obras de ingeniería y arquitectura, también ha tejido su historia en torno a la preocupación por los espacios domésticos y por las viviendas dignas y justas.
La simplificación de la vivienda, la abolición del ornamento, la fluidez y flexibilidad espacial son algunas propuestas del movimiento moderno. En 1915 Le Corbusier siguiendo esta línea presenta su Maison Dom-Ino y Villes Pilotis.
Maison Dom-Ino. Le Corbusier. 1915
"Si eliminamos de nuestras mentes y corazones los conceptos domésticos muertos y re-observamos la cuestión doméstica desde un punto de vista crítico, llegaremos a la "Casa-Máquina", la casa producida de forma masiva, tan hermosa como los instrumentos y maquinaria que acompañan nuestra existencia"
Le Corbusier. Vers une architecture.
En 1919 Walter Gropius funda en Weimar, Alemania, la escuela de Artes y Oficios, la Bauhaus, en ella se forjan futuros arquitectos con las premisas de simplicidad , eficiencia y homogeneidad en la solución constructiva. La arquitectura en ese primer periodo se basa en el principio fundamental de "La forma sigue a la función", creando una arquitectura donde interior y exterior debían corresponderse y anunciarse mutuamente, mediante simplicidad de líneas y eficacia en la función. En todo el mundo empezaron a conocerse las creaciones de diseño fresco y original de la escuela. En 1933 Hitler se hizo con el poder, por aquella época Mies Van Rohe dirigía la Escuela, que se había trasladado a Berlín. Muchos de los arquitectos que hasta aquel momento impartían clase, huyeron divulgando la doctrina de la Bauhaus por todo el mundo. El Movimiento Moderno se presentó como el estilo del mundo libre y llegó a Estados Unidos como un producto de la vida moderna que había servido para reconstruir la Europa de la posguerra y que iba a ayudar a superar la crisis del 29 americana, pero como todo movimiento artístico tiene un fin y pronto se anunciaría.
Casa Gropius, Dessau 1925
Muchas son las preguntas que nos hacemos sobre la causa de ese declive, un movimiento que enterraba el pasado, dificultaba la intimidad y no contribuía a la expresión personal, se volvió incómodo para muchos. Adolf Loos, posiblemente el primer arquitecto moderno, en su libro "Dicho en el Vacío" (1897-1900), advertía sobre el abuso en el diseño y el grave peligro de resultar monótono. La modernidad no atendió a los avisos de sus precursores y, efectivamente, la monotonía terminó en imponerse.
Con una nueva crisis económica y la necesidad de cambio, a partir de los años sesenta se recuperaron muchas de las tradiciones que esa modernidad había enterrado. Louis Kahn ya maduro y tras vivir dos años en Roma, decide aplicar de nuevo valores históricos a su arquitectura, y otros arquitectos como Barragán, Alvaro Siza o Tadao Ando combinan tradición y modernidad para dar respuesta a su propia cultura.
Robert Venturi, estuvo a la vanguardia de este nuevo movimiento. Su libro "Complejidad y contradicción en la arquitectura" publicado en 1966, jugó un papel decisivo para propiciar una nueva percepción de la arquitectura, volviendo la vista a la arquitectura vernácula y arremetiendo contra el modernismo funcional y simplista que imperaba. Esto está bien ilustrado en la adaptación de Venturi de la famosa máxima de Mies Van der Rohe "menos es más" a "menos es más aburrido".
Frank Gehry, Rem Koohaas revolucionaron el espacio con nuevas formas, impensables sin las posibilidades que ofrecen los nuevos materiales de producción industrial, pero con un nuevo estilo que emerge sin dogmas, generando un nuevo lenguaje arquitectónico que traduce el intento posmoderno por buscar en la historia y la tradición del lugar.
Hoy en día la arquitectura de lo doméstico no va más allá de lo necesario, lo económico y lo lógico, en muchas ocasiones el instinto del arquitecto se coacciona por las ordenanzas municipales, muchas veces tiránicas, el crédito hipotecario y por toda la burocracia que lleva consigo el trámite de una Licencia Municipal. La vivienda es sobre todo, una serie de tipos definidos por una normativa rígida y por un convenio de intereses. Por otro lado la aplicación del Código Técnico de la Edificación nos obliga a la construcción de viviendas cada vez más compactas cuya envolvente ayuda a cumplir un consumo energético prácticamente nulo, con lo que las posibilidades son cada vez más pequeñas y limitadas. Todo este proceso de transición y transformación genera un nuevo lenguaje que busca conectar e interpretar la lectura contemporánea del espacio arquitectónico y adecuarlo a la nueva realidad social y medioambiental actual.
El reto de la arquitectura doméstica hoy día no es atender a la demanda de obra nueva, mermada por la crisis económica, sino a la obsolescencia de la vivienda. Dado que se nos ha limitado el campo de acción que tenemos los arquitectos, nuestra atención se vuelca sobre todo en el espacio interior, tanto en la rehabilitación de aquellas viviendas cuyas normativas aplicadas en tiempos de la modernidad no resultaron del todo eficientes, como en los nuevos modelos que limitan su espacio por economía. Ante la falta o limitación del espacio, la vivienda contemporánea responde con distintos mecanismos hacia la flexibilidad del espacio interior. La creación de estancias polivalentes o la instalación de elementos móviles que permitirían ampliar, unir o limitar distintos ámbitos son parte de dichos recursos. Hemos de diseñar espacios que posibiliten la superposición de actividades, que permitan variedad, diversidad y transformación.
Si analizamos alguna de las piezas que componen la vivienda, veremos cómo han diluido sus fronteras con el resto de la vivienda para convertirse hoy en espacios fundamentales para el usuario. La cocina hoy recupera su papel histórico, casi ancestral, de centro de la vivienda, vinculándose e incluso fundiéndose con las estancias principales de la misma. El baño, ubicado inicialmente en zonas marginales de la vivienda y más tarde como un símbolo de lujo, cambia cuando la revolución industrial adapta la norma higiénica universal como base del hogar moderno. La galería, el pasillo, la sala etc. todas tienden a diluir sus fronteras. En 1991 el proyecto de Viviendas en Villa Olímpica de J. Martorell, O. Bohigas y D. Mckay, apuestan por unos elementos de distribución a los que se les incorpora una función de más entidad. El pasillo adquiere protagonismo, incorporando a éste, la zona de comer y la de sala de estar.
Viviendas Can Folch. Villa Olímpica, Barcelona, 1991. J. Martorell, O. Bohigas y D. Mackay, 1991
"Si los arquitectos pensaban que las habitaciones debían tener funciones específicas, la arquitectura actual libera a las habitaciones y transforma el espacio definido en un espacio de probabilidades"
Jun Igarashi, 2002.
La vivienda flexible debe adaptarse, por lo tanto, no a un sueño concreto sino a un sistema o abanico de posibilidades, espacios multidisciplinares que posibiliten la superposición de actividades, que permitan variedad, diversidad y transformación. Un ejemplo genial lo tenemos en las viviendas Nemausus de Jean Nouvel en Nimes. Esta obra experimental realizada en 1987, parte de módulos estructurales y espaciales completamente idénticos. Serán los ocupantes los que en el proceso posterior adecuarán cada uno de los espacios a la actividad que convengan, formalizando el interior.
Viviendas de Nemausus. 1985-87 Nimes (Francia). Jean Nouvel
Todo lo expuesto se torna difícil cuando un rígido programa se convierte en el único requerimiento del cliente, seguimos diseñando viviendas estándar de dos dormitorios, salón, comedor y cocina, que poco tiene que ver con la realidad de los usos.
La vivienda es un elemento vivo que en los últimos años se encuentra evolucionando más lentamente. La vivienda ha de estar exenta de jerarquías, todas las piezas han de tender a equipararse, tanto en dimensiones como en condiciones. Este cambio será la puerta de entrada al verdadero cambio en la vivienda contemporánea.